martes, 3 de mayo de 2011

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Es un cuento con el cual nos sentimos muy identificadas con Carolina, quien desde pequeña deseaba ser diseñadora de modas, ya que cuando éramos pequeñas queríamos trabajar o estudiar algo, lo cual defendíamos con gran determinación  pero, como todas sabemos, todos los años cambiábamos de idea.
A los tres años, cuando comenzamos el jardín, queríamos ser las princesas en peligro de los cuentos que nuestras madres nos leían por la noche, que al final de la historia, eran rescatadas por el príncipe azul.
A los cuatro años, sentíamos un gran afecto por nuestra maestra, por lo que también queríamos llegar a tener el mismo trabajo que ella.
A los cinco años, nos encantaban los animales, por lo que abandonamos la idea de ser maestra jardinera y queríamos ser veterinarias y así, poder curar a todos los animalitos.
A los seis años, a todas las chicas le gustaba una banda de la época, por lo que nuestro nuevo sueño era ser cantantes o tocar algún instrumento, ya sea el piano, el violín o hasta la guitarra eléctrica.  
Entre los siete y nueve años, mirábamos junto a nuestras madres las novelas que pasan por la televisión, por lo que cambiábamos nuestro sueño de ser cantantes o de tocar algún instrumento en una banda famosa, por ser actrices y tal vez llagar a actuar con Facundo Arana o Leonardo DiCaprio en alguna película y ganar algún premio importante como un Oscar.
Cuando cumplimos diez años tomamos la decisión de hacer algo para conseguir la paz mundial, algo que un año después entendimos que sería algo muy difícil, casi imposible. Por lo que decidimos hacer algo para cuidar el medio ambiente  y así evitar el calentamiento global y la extinción de muchas especies, tanto animales como vegetales. O tal vez llegar a ser la presidenta de la Argentina.
Ahora, a los catorce años, dudamos sobre lo que queremos estudiar al salir de la escuela secundaria, ya que sabemos que dependiendo de la profesión que uno elija, se determinará la forma de vida de cada uno.  Por ahora tenemos metas relativamente posibles de cumplir, como terminar la escuela secundaria, estudiar una carrera en la universidad como abogacía, medicina, gastronomía, entre otras, y luego conseguir un trabajo estable (esperando que sea uno el cual nos guste). Mientras trabajamos, con el dinero que ganamos, tomamos la decisión de comprarnos nuestra propia casa y así poder dejar la de nuestros padres y finalmente conseguir independizarnos. Con los años, esperamos encontrar a la persona indicada para poder formar una hermosa y feliz familia.
Este cuento nos hace recordar, y nos hará recordar en un futuro, lo maravilloso que era soñar con un futuro poco posible (pero no imposible), ya que si cumpliéramos ese sueño de llegar a ser algo, nunca  hubiera sido un sueño, ya que a la palabra sueño la entendemos como algo que deseamos, pero con muy pocas probabilidades de que suceda.

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